Desde mi otro blog, El gato que vino de visita, traslado esta entrada que creo que tiene más sentido aquí dentro. No toco para nada el texto anterior...
Sé que hace tiempo que no me conecto a esto del blog, pero no he podido evitar hacerlo al ver esto. En principio, acostumbrados como estamos desde Duchamp a ver y a entender que un bidet puede ser una obra de arte, la mente tiende a decir que eso es una obra de un artista conceptual bastante cachondo que pretende hacer una crítica al sistema poniendo el ipod hasta en el cajetín del papel higiénico. Lo divertido de este asunto es que el objeto en cuestión no es en absoluto irónico, sino que existe como tal (es decir, con su función de portarrollos musical que puede verse e incluso comprarse al por mayor en la página web de la empresa eutronics -por cierto, que en ella podemos leer en inglés: "Ahora puede mejorar su experiencia en cualquier habitación con su música favorita en su ipod"- Hum... Queda clara cuál es la experiencia que este cacharro pretende mejorar). Dejo a la atención de los posibles lectores la reflexión sobre si en este momento histórico el discurso artístico-irónico está siendo boicoteado, de forma que cualquier crítica que se le pueda hacer al sistema mediante una "usurpación"o "uso indebido" de determinado objeto, revierta en un nuevo uso canónico y nada irónico del citado objeto. Y lo digo para que los artistas, antes de imaginar se lo piensen dos veces, que lo mismo alguna empresa convierte un dardo irónico en una bomba atómica de destrucción masiva del pensamiento (sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de horteras que hay en el mundo y que, tal vez, se compren ese portarrollos)...